Sopor veraniego en Madrigueras

Por Celia Carretero

        Llegó el verano y el sopor a Madrigueras. Y no es para menos. En los últimos fines de semana, los valientes que hemos permanecido en el pueblo hemos visto marchar decenas de coches al Bonillo, La Roda, un autobús a Iniesta, peñas a Tarazona, Fuentealbilla… Y es que nuestro pueblo se ha quedado a la cola en lo que a fiesta y cultura se refiere (por no recordar otros muchos temas).

        Llevamos desde el inicio de vacaciones esperando la programación de verano, porque la mayoría de los de alrededor cuentan con una, pero no es nuestro caso. En pleno julio podemos disfrutar alternativas de ocio en varias localidades vecinas, pero no en la nuestra. Esta es una pequeña muestra:

        Y así un largo etcétera. Conozco todas estas actividades porque a todas han asistido residentes en Madrigueras de entre 16 y 30 años. Y es que mientras que en nuestra región los pueblos se esfuerzan por mantener vivas sus tradiciones, activos a sus mayores y felices a sus jóvenes; mientras que los ayuntamientos trabajan para mantener la población y que las generaciones venideras tengan dónde divertirse y cultirizarse, en nuestra localidad el Equipo de Gobierno asiste impasible a la desertificación de Madrigueras.

        La falta de actividades e iniciativas ha provocado que los muchachos y muchachas de entre 16 y 30 años pasen los fines de semanas vendidos en la carretera con el peligro que ello conlleva. Pero no sólo que no hay nuevas iniciativas, sino que las que existían: concurso infantil de pintura, cata de vinos, certamen, día de juegos populares, concurso de fotografía, etc., en las que fuimos pioneros, han sido eliminadas, mientras en el resto de pueblos ya se han instaurado casi como tradicionales y se han ido ampliando poco a poco. Pero ni se han continuado esas, ni se han creado otras. En los últimos 8 años, se han implantado decenas de festivales, concursos, talleres, actividades para jóvenes y mayores, verbenas, certámenes de música, etc., en poblaciones de todos los tamaños y colores, ¿y aquí? NADA. No existen ganas de trabajar, ni conciencia de lo que supone esta desidia local que le va a costar muy cara a nuestros hosteleros, a nuestros comercios, a los jóvenes que cada día rechazan con más ímpetu quedarse en nuestro pueblo.

        Pero aquí, si no hay elecciones no hay nada que hacer. Tendremos que esperar la apertura de las fiestas para poder ir con la merendera a la plaza, que es la única nueva actividad que se ha instaurado en los últimos años y, que aún encima, tienen que pagar de su bolsillo los vecinos.